Los chicos no pueden llorar porque eso hace de mujer, no pueden
vestir de rosa porque eso significa que eres gay. Las chicas no
pueden enseñar ni demasiada pierna ni demasiado escote, porque si no
dirán que eres una fulana, pero cuidado, tampoco te tapes mucho
porque sino pensarán que eres una monja. ¿Y si soy chico y estoy
triste y quiero llorar? ¿Y si el rosa es mi color preferido? ¿Y si
soy chica y me gusta vestir con minifaldas y escote, ya provoco?
Si me gustan las rastas y me las hago, ¿ya significa que
toda mi cabeza está llena de piojos? ¿Soy pobre y sucio?
Si me visto con ropaje negro y me tiño el pelo de negro, ¿ya
significa que soy un punky?
Si me siento cómodo o cómoda dentro de estos grupos clasistas, no
pasa nada. ¿Pero y si no me siento cómodo?
Hoy en día no sólo los abuelos o los padres un poquito anticuados
o de mentalidad clásica nos dicen que no podemos hacer esto o esto
porque no es normal, o nos dicen cómo nos tenemos que comportar por
el simple hecho de ser chico o chica. Nos lo dice también la
sociedad; la televisión nos anuncia calzoncillos puestos en chicos
fuertes, estilizados y guapos: impetuosos. Nos anuncia bragas en
chicas altas, flacas y preciosas: delicadas.
La bulimia y la anorexia no existirían si no estuviéramos tan
rodeados de estereotipos ni tan acomplejados del ¿qué dirán?
La imagen de las personas se ha convertido en un negocio más hoy en
día. Pastillas para adelgazar, ropa estrechísima, cremas
anti-arrugas, pastillas para ensanchar tu musculatura, etc.
Por culpa de la importancia que le da la gente a la imagen de uno
mismo, muchas personas no han podido conocer a otras magníficas. Lo
importante de una persona no es cómo va vestido, si llora o si tiene
michelines o no. Las mentes son preciosas, y lo demás tendría que
dar todo igual. ¿Las mentes son preciosas? ¡Nunca! Prefiero un
macho alfa y una modelo que alguien gordo y precioso de mente.
No solo la gente tiene que cambiar su manera de ver las cosas y
enseñarles a sus hijos, o amigos, o personas que lo bonito no sólo
es el físico. Y que la ropa no tiene porqué determinarte. Tendrían
que decirles que las mentes son como millones de cuadros, canciones,
melodías. Cada mente son millones de historias, millones de
sentimientos, que los corazones cantan y que nos enseñan a vivir. Y
que da igual la imagen y el físico. Que lo importante es lo de
dentro, que eso es lo que enamora, lo que nos hace establecer una
amistad o algún tipo de relación. Que más vale una persona llena
por dentro y fea o mal vestida, que una persona que sigue los
estereotipos vacía. En ningún momento digo que una persona que
sigue los estereotipos no puede ser magnífica y brillante, claro que
lo puede ser.
Pero no puedes juzgar un libro por su tapa ni una persona por su
pelaje.
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