A veces no te sale. A veces lo que quieres decir está aferrado en tu interior, tan enredado entre tus sentimientos y tus pensamientos... A veces todo tu interior esta en constante jaleo. No sabes ni que creer, ni que pensar. Todo tú se convierte en caos y entonces pierdes la noción de todo; pierdes el control de tu vida. Entonces crees que ya no hay nada que hacer, porque ya no importa nada. Lo único que te salva es la música, tus amigos, y él. Porque con la melodía de las canciones te evades, desapareces de lo que creen que es real, porque con la sonrisa de tus amigos eres un poco más feliz, y porque el último, te arregla, te salva y te hace creer que lo imposible es posible, y te hace darte cuenta de que los atardeceres acaban con el horizonte de todos los colores, como un pez de escamas plateadas en las que se refleja el sol.
No entiendo como los peces parecen siempre tan bonitos; hasta los podrías comparar con el viento, por su delicada manera de moverse y su serenidad.
Y es que no puedo pensar en nada más que eso. Y lo difícil es admitirlo, porque se puede decir, sí, pero aceptarlo tu mismo es difícil; complicado que digamos.
Nunca había visto la vida a través de un velo, es como si no hubiera distancias, literalmente. O demasiada diferencia de distancias, literalmente otra vez.
Pero vamos a hablar de cosas que se entiendan: hablemos del aire fresco y del agua helada. Hablemos de los peces de colores libres atrapados en el mar, o de los pájaros desenvueltos presos en el cielo. O de la noche cálida y oscura a la vez, o del día libre y fresco. Hablemos del tacto de los libros viejos, de su olor amargo y de sus hojas curtidas por los años; o de su historia, porque los libros siempre tienen más de una historia; tienen la historia que ha escrito el autor, la narración, la obra, y después hay la historia del libro mismo, cómo lo escribieron, cómo lo imprimieron, quién lo leyó primero, y cómo lo hizo, quizás con un café y un poco de tabaco, o cerca de la estufa, o en verano, con el sol cómo luz. Todo tiene historia. Todo. Hasta las letras que usamos para comunicarnos. Por ejemplo, la letra H proviene del hebreo heth, que significa cerrado, por eso tiene la barra de en medio; representa una aspiración.
Me ha encantado ♥ Me recuerda un poco a Cabré, no se si has leído algo suyo...
ResponderEliminarguauuuuuuuuuuuuuu
ResponderEliminar¡Hola! Soy seguidora tuya y me encanta tu blog. Escribes súper bonito y me encantan tus reseñas así que decidí incluirte en los nominados del tag best blog que acabo de hacer. Te dejo el link a la entrada en mi blog para que puedas ver de qué va y hacerlo. http://caminanteentreletras.blogspot.fr/2017/01/buenos-dias-caminantes-como-habeis.html
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Paula, de La caminante entre letras.